viernes, 17 de agosto de 2018

INSTRUMENTOS DEL VALLENATO




El acordeón es un instrumento musical de viento, de origen polaco, conformado por un fuelle, un diapasón y dos cajas armónicas de madera.

En sus dos extremos el fuelle está cerrado por las cajas de madera. La parte de la mano derecha del acordeón tiene además un "diapasón" con una disposición de teclas que pueden ser como las de un piano (acordeón a piano) o teclas redondas (también llamadas botones) (acordeón cromático) dependiendo del tipo de acordeón; la parte de la mano izquierda tiene botones en ambos tipos de acordeón para tocar los bajos y acordes de acompañamiento, también accionando una palanca se cambia el sistema de bajos, pasando al sistema BASSETI que coloca las 4 primeras filas desde afuera con notas cromáticas y por octavas, mientras que las dos últimas se dejan como bajos y contrabajos sin octavas. Es muy popular en el País Vasco, Navarra, Asturias, Cantabria, Galicia y el norte de Castilla (España), París (Francia), Europa central (Alemania, Austria), sur de Italia, la Costa Caribe de Colombia, Panamá, el Norte de México, noreste de Argentina, República Dominicana, Perú y Chile por su vinculación con el folclore. Para el instrumento semejante utilizado en Argentina, Uruguay y Perú (en menor medida), véase: Bandoneón, El acordeón también es muy utilizado por todo Brasil tanto el de teclas como el de botones de norte a sur del país en varios estilos y ritmos musicales.

La Guacharaca Es el instrumento más original y autóctono de la trifonía vallenata. La palabra guacharaca parece haber sido conocida por otras culturas aborígenes de Suramerica; los chimilas la consagran aún hoy como uno de sus vocablos y nadie podría contradecirlos, mucho menos si se constata que su territorio estuvo todo poblado, tanto de aves así llamadas como de la planta, que aporta su tallo para la elaboración del instrumento; el cual se fabrica artesanalmente utilizando un pedazo de cañabrava a la que se le hacen pequeñas ranuras sucesivas que producen un sonido raspativo al ser frotadas con un trinche elaborado con madera y alambres. Este instrumento tuvo originalmente una extensión de algo más de un metro y se friccionó, en aquellos, tiempos con una costilla de venado, luego de ganado y por último con el trinche de madera y alambres.

La caja vallenata es un instrumento mestizo, zambo. La tripona vallenata estuvo en manos de los chimilas, en las épocas pre y pos coloniales, anteriores al acordeón; de esta trifonía hizo parte un tambor mediano de doble membrana percutido con pequeños bolillos o baquetas, el mismo que continuó dentro del conjunto típico, mucho tiempo después que el acordeón remplazara las flautas de caña o carrizos. El aporte negroide en materia de membranófono, dentro de las especies musicales anteriores al acordeón, consistió en tambores cónicos de una membrana y fondo abierto con una dimensión que oscila entre setenta centímetros y un metro; de este modo, variando en sus proporciones, encontramos, no solo en el Valle de Upar sino en toda la Costa Atlántica, la misma especie de tambor con diferentes nombres: currulao en Bolívar, lumbalú en el Palenque de San Basilio, guacherna en Atlántico, y en todo el Valle de Upar, sobre todo la parte que corresponde a los departamentos del Cesar y Magdalena, adopta el nombre de caja.

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ACORDEÓN


El acordeón es un instrumento de música que forma parte del grupo de los instrumentos de viento. Dispone de un fuelle cerrado por cajas en sus extremos, que albergan distintas teclas o llaves.
 Acordeón
En la caja que se toma con la mano derecha, el acordeón cuenta con un diapasón que puede tener botones (en el caso del acordeón cromático) o teclas similares a las del piano (en el llamado acordeón piano). Con la mano izquierda, el músico puede tocar otros botones que sirven para acordes de acompañamiento y para sonidos bajos.
A diferencia de otros instrumentos de viento, el acordeón no requiere que la persona sople para generar el sonido. El acordeón dispone de un mecanismo que, cuando el intérprete lo cierra o lo abre, permite que el aire pase por su estructura e impulse diversas lengüetas. Las teclas hacen que se pueda elegir qué tipo de sonido se obtiene.
Los orígenes del acordeón se remontan a las primeras décadas del siglo XIX. Su desarrollo hizo que, con el tiempo, surgieran instrumentos similares aunque con características diferentes. En este marco, es habitual que muchas personas confundan al acordeón con el bandoneón o con la concertina.
Una de las razones por la que tiene lugar dicha confusión gira en torno a la relativa complejidad del acordeón frente a otros instrumentos, especialmente en lo que hace a su diseño: dado que gran parte de sus teclas quedan ocultas bajo la manos del músico, el público no puede apreciar el instrumento en su totalidad, y es común que ignore ciertos detalles básicos de su estructura, algo que no ocurre con el piano o el violín, por ejemplo.
Con respecto al bandoneón, se trata de otro instrumento de viento, del grupo de lengüetas libres, que está emparentado con la concertina (definida en el párrafo siguiente). Su aspecto es rectangular y su timbre es muy distintivo: quien haya tenido la oportunidad de escuchar estos tres instrumentos no suele confundir el sonido que producen. Curiosamente, el término original en alemán se escribe bandonion, y fue en el Río de la Plata donde la i fue reemplazada por una e, aunque en el habla cotidiana la gente tiende a pronunciarla como una i.
AcordeónLa concertina, por su parte, es también un instrumento de lengüeta libre, y su creación tiene dos hitos importantes: su primera aparición tuvo lugar en el año 1829, pero casi dos décadas más tardes se publicó una patente con determinadas mejoras en su diseño. Por lo general presenta una serie de botones en cada uno de sus dos extremos, los cuales se presionan en direcciones diferentes a los del acordeón: en la concertina son paralelos al fuelle, mientras que en el acordeón son perpendiculares.
Si bien algunos aseguran que para tocar el acordeón es necesario contar con conocimientos musicales avanzados, también existen quienes invitan a todo aquél que sienta curiosidad por el instrumento a aventurarse en el aprendizaje. El tipo de acordeón más usado por los principiantes es el piano, mencionado más arriba.
El acordeón actualmente se utiliza en una gran cantidad de géneros musicales, como el merengue, la cumbia, el chamamé y la cueca. La mexicana Julieta Venegas es una de las acordeonistas más populares. En Argentina, “Chango” Spasiuk y Antonio Tarragó Ros son dos músicos destacados que tocan el acordeón.
Cabe señalar que, de acuerdo al diccionario de la Real Academia Española(RAE), en algunos países se emplea el concepto de acordeón para denominar a las notas que un estudiante oculta en una evaluación para poder acceder a la información sin que el docente lo vea. Acordeón, en este caso, es sinónimo de chuleta o machete, según la región.

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CAJA VALLENATA


La caja vallenata es un instrumento musical de percusión utilizado en el vallenato. Es un pequeño tambor cónico de un solo parche con anillos de tensión. Se ajusta sobre las piernas para su ejecución, un poco más ancha arriba que abajo. Es uno de los tres instrumentos tradicionales del vallenato junto al acordeón y la guacharaca.

El vaso se hace de un tronco de árbol hueco de 40 cm de alto y 30 cm de diámetro. El árbol debe ser de tronco fibroso, como mucurutú, cañahuate o matarratón. El parche se fabricaba de buche de caimán, luego de piel de marimonda negra y actualmente de cuero de chivo, venado o carnero.

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GUACHARACA


La guacharaca es un instrumento musical idiófono de raspado utilizado mayormente en el vallenato. Se fabrica, entre otros, de caña o de lata. Se compone de dos partes: la guacharaca misma, de superficie corrugada, y el peine o trinche, hecho de alambre duro y mango de madera, usado para rascar la superficie corrugada.

Es hueca en la tercera parte central inferior, y posee ranuras longitudinales y transversales en la superficie (su interior es tallado con forma de canoa). La guacharaca tiene un diámetro de unos 4 cm y una longitud de unos 40 cm. Se interpreta en una posición similar a la del violín.

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COMPOSITORES

Wilfran Castillo Utria

Cantautor y compositor de temas como Una hoja en blanco (grabada en más de 18 versiones en todo el mundo), Te amo y te amo, Arroyito, Hace tiempo, Caminaré y Cómo duele el frío.


Omar Antonio Geles Suárez

Acordeonista y compositor. Autor del conocido vallenato Los caminos de la vida.


Nicolás Uribe Pachón

Compositor y productor musical de cine y televisión, autor del tema incidental de la película colombiana El ángel del acordeón y de las telenovelas La otra mitad del sol y Perro amor.


Jairo Varela Martínez

Músico, cantante, director y compositor. Fundador y vocalista del grupo Niche. Del puente para allá y Cali pachanguero son algunas de las canciones que lo llevaron a la fama.

 Jorge Iván Calderón Zapata

Músico, director musical, productor, compositor e integrante de Los Gigantes del Vallenato. Compositor de No me vuelvo a ilusionar, de el Binomio de Oro, y Muero por verla, de Luis Mateus.

Felipe Renán Peláez Rodríguez

Cantautor y compositor vallenato. Entre sus éxitos se destacan temas como Quién más te quiere y Cuando quieras quiero.

Alberto ‘Tico’ Mercado

Cantante y compositor vallenato. Es el autor de temas tan populares como Olvídala, grabada por el Binomio de Oro, y Otro adiós es morirme, con Diomedes Díaz, entre otros.


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ACTUALIDAD DEL VALLENATO


En la actualidad, el Festival de la Leyenda Vallenata ejerce la curaduría de este género musical a través de jurados expertos que evalúan la interpretación de los cuatro aires vallenatos. Para explicarlos, Tomás Darío Gutiérrez, un reconocido escritor, historiador, catedrático, compositor y folclorista, habló con SEMANA. Es además, experto en música vallenata y autor del libro Cultura vallenata: Origen, teoría y pruebas, en el cual dedica un capítulo a dilucidar el origen de estos ritmos y su importancia en ese género tan propio de los colombianos.

Según este experto, el vallenato hace parte de nuestra cultura, algo que debemos preservar, y por eso no es de extrañar que la Unesco lo haya declarado Patrimonio oral e inmaterial de la humanidad en la lista de salvaguarda urgente. Como explica Gutiérrez: “El vallenato es una música folclórica con una tradición de más de 200 años que ha mantenido sus formas tradicionales, la organología autóctona y el estilo de canto”. 

Las formas a las que se refiere Gutiérrez son los comúnmente llamados aires o ritmos vallenatos que, reconocidos por la opinión general de las autoridades en el tema, son cuatro y no más de cuatro: puya, merengue, son y paseo. Además, se distinguen únicamente estos porque son los que califica el Festival de la Leyenda para coronar a sus reyes.

Son

Si la puya se distingue porque es el más rápido de los aires, el son lo hace porque es el más lento. “El son es como un cuento que narra nostalgias”, dice Chiche Maestre. Nació a orillas del río Magdalena en la región de El Paso, tierra de su más grande representante: Alejandro Durán. 
Musicalmente está hermanado con el paseo y se toca a cuatro cuartos. Para distinguirlo hay que prestarles mucha atención a los bajos, que se marcan tanto en el acordeón como en la caja, y al sonido de la guacharaca, que goza de protagonismo. Pero además, tiene que estar en su punto: “Si se toca muy rápido, se daña, y si se toca muy lento, también”, dice Alberto Jamaica.

La puya

La puya fue el primer aire definido. Los acordeoneros de la primera generación, que murieron en el siglo XIX, interpretaron puyas, principalmente. Junto con el merengue, proviene de la región de Fonseca, en La Guajira. El libro 100 años de vallenato, de Pilar Tafur y Daniel Samper Pizano, explica que probablemente el origen de esta música se encuentra en los indígenas que buscaban imitar el sonido de pájaros y otros animales. 
Musicalmente, está hermanada con el merengue porque ambos tienen un compás derivado de seis octavos, pero la puya, a diferencia, tiene versos cortos, jocosos, referidos casi siempre a animales y su objeto es animar el ritmo.

Entre todos los aires, la puya es el más fácil de distinguir por ser el más veloz. “En la puya se evidencia el talento del acordeonero”, sostiene José Alfonso Chiche Maestre, compositor vallenato. Y desde 1972, gracias a Pablito López, el cajero de la Dinastía López, se institucionalizó que en la puya cada uno de los intérpretes del conjunto debe realizar un solo para demostrar sus habilidades.

Puede leer: La historia que unió al acordeón y al vallenato



El paseo

Es el más joven de todos los aires, pues mientras los anteriores datan de comienzos de siglo XX –e incluso más antiguos, como la puya–, el paseo cogió fuerza y se definió con claridad a partir de 1930, porque antes se confundía con el son. Tafur y Samper Pizano señalan Zoila, de José Antonio Serna, como el primer paseo de la historia. 

El paseo surgió en los alrededores de Valledupar, en Patillal, La Junta y Villanueva. Y, por supuesto, el patillalero por excelencia, Rafael Escalona fue su principal exponente. Su obra se compone, en más de un 50 por ciento, por paseos. Este aire se popularizó con velocidad, de modo que actualmente es el que cuenta con más cantos. “Los trovadores encontraron que su formato se ajustaba bien a las crónicas de sus narraciones. Era más lento que el merengue y la puya, pero menos melancólico que el son”, cuentan Tafur y Samper Pizano en 100 años de vallenato. 

Precisamente por eso, y porque su estructura musical es a cuatro cuartos, con acento fuerte en el primer tiempo, es mucho más flexible que los demás aires y algunos consideran que existe un quinto aire derivado de este: el paseo romántico, cuyo precursor es Gustavo Gutiérrez Cabello. Como en todo, hay quienes no comparten esta idea, porque “el paseo siempre ha sido romántico”, dice Mestre.

El merengue

l merengue “es el ritmo más sabroso, el que más se presta para bailar”, según Alberto Jamaica, rey profesional del Festival de la Leyenda. Pero vale la pena aclarar en este punto que los más ortodoxos sostienen que el vallenato, en su calidad de reportaje cantado, no se baila. Es conocido que cuando alguien se levantaba a bailar mientras Alejandro Durán interpretaba su música, el Rey vallenato se detenía hasta que la pareja volviera a su lugar. No obstante, hay quienes afirman que, siempre y cuando se haga con respeto por el relato, debe aceptarse que la audiencia se emocione tanto que le den ganas de salir a bailar.

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El merengue es tan antiguo como la puya y, de hecho, Tomás Darío Gutiérrez ha logrado rescatar merengues vallenatos compuestos para la campaña independentista de Simón Bolívar. Los primeros compositores de este aire se ubican en la segunda generación de acordeoneros, aquellos que alcanzaron a nacer en el siglo XIX pero que vivieron parte de su vida en el XX. “En el merengue se puede encontrar una de las virtudes propias del vallenato, que es la narración y la descripción contenida en el canto”, afirma Gutiérrez, pues los merengues se hicieron en un momento con la intención de transmitir noticias. 

Entre los demás aires es posible distinguirlo gracias a “lo armónico y rítmico que es y por la manera cadenciosa en que se toca”, sostiene Arminio Mestra Osorio, periodista autor del libro Alejandro Durán: su vida y su música. Se diga lo que se diga sobre el baile, la realidad es que la clave para diferenciarlo está en que para los pies es muy difícil no seguirle el ritmo.

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